domingo, 30 de octubre de 2011

De las ansias


Emo boy, by Marcolinu

No levanto a la bestia del sol, ni juego con sus témpanos ojos. Ya no juro a la luna el murmullo de los faunos que transpiré por la axila mágica. Y sé que empuñar la espada entre los miedos del toro me dotan tan sólo de sangre y más ganas. Ahora con mi bravuconería no los veo más que pretextos y la burla de creencias ancianas. Ya me solté, me solté todo como el chorro nuboso garras de puma indomable, y no tengo riendas más que la adolescencia del mundo.
Estoy en la carencia de lianas hecho el trozo desgarrado: y corro como el rey de las barrancas a las que no veré enemigas. Saltaré para incapacitarme a la moralidad de los hombres, y cuando emerja tierno en las muertes esporádicas, no tendré más que alas para volar en los cielos de la uña con carne.
Yo huyo incompleto a la búsqueda de mí mismo, yo salto al abismo en las sombras del paraíso. ¡Cuán poderosa luce la daga! ¡Cuán animosa tu sangre palpita! Búsqueda del templo y locomoción de las cóleras, el arrebato por comer al hermano envuelve cadencia a las horas. Que bramo de perro que torvos mis ojos quebrados de vacío. Hoy ciego, mañana redimo el puño asesino. Que no importen las rimas en el verso de la insustancia, que gobierne en mi espejo el destierro del siervo inaudito. Es que hoy en los efluvios de ladino, inicuas las mañas de un sereno. Estos son los tiempos del hombre, la emulsión del desgaste y las ansias, cuán exorbitantes las ansias que se regurgitan en el desvelo y las vergüenzas que se niegan al surgir la necesidad por apartarse del paraíso, y hacerse de los secretos divinos.  

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De momento

"A su hermano Blanquet no lo había vuelto a ver desde el accidente en la selva. Todavía soñaba con él, y con la cara de lobo de su padre. A veces, seguían corriendo los tres por la selva, con la respiración agitada, buscando un sendero diferente que desfigurase el rostro de su cruel destino. Pero siempre caía, y veía a su padre seguir la huida sin girarse siquiera una vez, o reparar en su ausencia. Al menos, siempre estaba Blanquet muriendo a su lado, desprovisto de realidad pura, tan sólo un recuerdo, y punto. Yaykobu soportaba las ganas por llorar por esos sueños malditos, o por Blanquet, a quien había traicionado en la huida, dejándolo morir a solas. Simplemente ya no podía hacerlo."

Off days: Los días del abandono
"Son dos hombres que se aman sin el límite de la gravedad: su libertad en los abismos más intensos de la pasión, los llevará, sin duda, a perderse en la levedad de sí mismos. Entonces, un día sin nada que ofrecerse a cambio, para aliviar sus vacíos alguno matará al otro. Porque su sudor y su hambruna de deseo, son pasiones desvalidas..."

Mercurio de las Voces y el Deseo