viernes, 23 de diciembre de 2011

Prometeo


Untitled by Aivre


Mi amor por ti es una poesía enredada, increíble: siniestra
Nunca sé y nunca soy en tus sentimientos
y tú nunca te emparedas entre la agonía y el calor del caldero
Cuánto más te asfixio más te crecen las garras, más me azoras
Me estás dejando sin rastros del lodo que es mi piel ajada
y queda muy lejos lo que de ti y lo que de mí
lo que de este amor de sangre
Mi amor por ti es todo un jardín de cardos
en tu corazón y mi corazón han anidado las alimañas del desencuentro
todo el tiempo en ese jardín me pierdo
tú vuelas, eres ave que devora el tiempo
y yo, humo negro y poesía sucia
la sedienta cara de un paraíso en sequía
Avecínate, ave, con la misma osadía con que degollaste la rosa
Ahora mismo cuando eres, entre las bestias
quien tiene derecho a devorarme
aquí espero
Cual Prometeo.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cuervo o las hambres al polvo


Raven by Shapovalov


Hedonista del sacrificio y la tormenta de fuegos. Ilíada de deseos maleducados, señor placentero, rapaz gruñón y atormentado mientras te abrasas por el viento solano. Diez candelas o la diáspora maldita cuando odias ser parte de una parvada irrealizada, todo el tiempo en la búsqueda del diablo, quien es tu padre, y nunca en el obstáculo de la muerte, sino de la vida, porque sujeto del suelo, tus besos partieron como cáscara de viejo, a la tumba perpetua de los insatisfechos innominados. Y no por tu parte te surge el alivio sino las trampas, infausto de tu descendencia al error del manzano juicioso. Tu cara y tu cruz aún siguen rasgándose de vergüenza, expresándose indecentes, son tus pecados por la envidia salada los que se repiten sin descanso, tardíos o atenidos al periodo, te respiran tiranos, luego deseosos te sujetan por el brazo al picacho vicioso donde un dementado Prometeo. Hacia el paraíso gritas dame, y Don Tibio te empala. ¿Por qué dislocas tus tiempos sorbiendo del lodo? Cuando miras los omoplatos de Dios encrespado, eres el candor intrincado de los lobos y las plagas, y te gustas de golfo y servil pervertidor en Gea. Con tu gusto por encontrar pasillos negros y fingir allí la orgía del desvío a los inflamados de la familia, tirano u ocioso siempre consigues el centavo que figura a un río estancado para hacer temblar a Heráclito. No te atas a los gritos azuzados, perro alado, cuervo lampo, ya no sufres por tu propio veneno. Es que de muerto al destete de las pasiones desvalidas, dices, queda ese hoyo que ya no cuesta demasiado, ni se ve tan hondo como la murmuración de tu marca. 

viernes, 9 de diciembre de 2011

Resucitar las bestias

The golden beast by Qarrezel


No se da la muerte
            No se da

Pero el deseo muerto
un estímulo que hiede
a tu sombra
           
            Sombra de piernas quebradizas
            Lamento de ojos abismales
            con los labios que enmudecen y mudan lo entendido         
Los cabellos caen
                                       en
                                           picada
                                                   y
                                                   el tiempo a-sombra

A la orilla

Desentenderte de ti mismo
            De los otros
            De las bestias eres hijo
            ¿Cuánto más aislado de este reino?
                                   Porque obligado a seguir
                                               sin tomar la cicuta

            No se da en vida
                        este dolor incierto
           
No se da
            sino al final del suspiro
            Para la Caína o Dite
                        A tu sombra

                        Tus pies despegados
de los siete caminos
Luego el miedo
de los reparos
las voces
y los otros

Se da la descomposición en la cripta
la metamorfosis en la tierra
            e inicia el viaje
de los que deambulan arriba

            Pero en ti
El mar etéreo
no se da
           
Ni el descanso
            Ni el sueño

Todo el tiempo
desde tu partida
al momento en que has abierto los ojos
En la pérdida y las decadencias
            de ser
                 Reconcebido
Sin las preguntas
¿Ni las respuestas?
                       
La muerte
            La vida nueva
                                   No cedió
                                   a las sombras
Retrocedió al vacío que refleja
                      vacío

¿Qué eres, hijo espectro?
            Bestia
                     Negado al polvo.
                                   Despotricado.
            Bestia.
           
No se da tu muerte
            En el raudal natural
            del humo
            la sangre
            la bala
            el fuego
            el espejo
            las sales
            el grito
                       
En tu cripta
            apartado del deceso
                        Si no eres muerte
                                   El deseo muerto
Bestia


De momento

"A su hermano Blanquet no lo había vuelto a ver desde el accidente en la selva. Todavía soñaba con él, y con la cara de lobo de su padre. A veces, seguían corriendo los tres por la selva, con la respiración agitada, buscando un sendero diferente que desfigurase el rostro de su cruel destino. Pero siempre caía, y veía a su padre seguir la huida sin girarse siquiera una vez, o reparar en su ausencia. Al menos, siempre estaba Blanquet muriendo a su lado, desprovisto de realidad pura, tan sólo un recuerdo, y punto. Yaykobu soportaba las ganas por llorar por esos sueños malditos, o por Blanquet, a quien había traicionado en la huida, dejándolo morir a solas. Simplemente ya no podía hacerlo."

Off days: Los días del abandono
"Son dos hombres que se aman sin el límite de la gravedad: su libertad en los abismos más intensos de la pasión, los llevará, sin duda, a perderse en la levedad de sí mismos. Entonces, un día sin nada que ofrecerse a cambio, para aliviar sus vacíos alguno matará al otro. Porque su sudor y su hambruna de deseo, son pasiones desvalidas..."

Mercurio de las Voces y el Deseo