lunes, 31 de agosto de 2015

Un sueño vívido

0443 by IrinaJoanne

Pues que al salir de Capa me iba a una peda y como no podía tomar pues mejor me iba temprano. Que al salir hasta tenía un bocho, viejito y bonito. Allí todos eran bugas, allí conocí a Marco, un chaquilla medio jotito. Nos gustábamos mucho y que si lo hacíamos ¡y va! Subíamos a un puente y nos mañoseábamos a gusto, luego que siempre no. Volvíamos a mi casa y allí me besaba y me confesaba que estaba empanochado. ¡Vaya suerte! Pero de nuevo me besaba. También tenía la marca de.  Caín. Y que tiempo después, una tarde, Marco venía a buscarme, me lo topaba en la calle y me besaba tomándome entre sus brazos, me cargaba y me decía que me amaba. Y yo lo besaba con locura y dejaba todo para irme de aventura a su lado: mi casa, mi familia, mi novio. Me iba con Marco y su amigo buga. Nos íbamos en mi bocho hasta Matehuas, aunque yo no sabía conducir, por pendejo. El bocho no frenaba o yo no entendía cómo subir puentes o virar hacia la izquierda en plena carretera. Por eso Marco me besaba y yo me aferraba con deseo y seguridad a él, acariciándole el alma y el palo, enamorándome cada vez más. Él conducía y todo tranquilo, todo constante, la carretera, el buga consultando un mapa y fumando mota. Marco se regresaba para la de Matehuas porque yo me andaba yendo por la de Valles. Pero él me consolaba con sus besos y yo ya quería llegar al hotel para hacer el amor. Y que cuando me tomaba de la mano el auto se caía en picada por un barranco, pero no moríamos: estábamos caminando, burlando las ramas y no sé qué madres. Él me besaba y yo lo besaba.
Entonces abrí los ojos. Eran las 9:00, tocaba la TARGA. Pinches sueños, pinche Truavada, pinche Kaletra.

Pinche Marco, cómo besabas.

De momento

"A su hermano Blanquet no lo había vuelto a ver desde el accidente en la selva. Todavía soñaba con él, y con la cara de lobo de su padre. A veces, seguían corriendo los tres por la selva, con la respiración agitada, buscando un sendero diferente que desfigurase el rostro de su cruel destino. Pero siempre caía, y veía a su padre seguir la huida sin girarse siquiera una vez, o reparar en su ausencia. Al menos, siempre estaba Blanquet muriendo a su lado, desprovisto de realidad pura, tan sólo un recuerdo, y punto. Yaykobu soportaba las ganas por llorar por esos sueños malditos, o por Blanquet, a quien había traicionado en la huida, dejándolo morir a solas. Simplemente ya no podía hacerlo."

Off days: Los días del abandono
"Son dos hombres que se aman sin el límite de la gravedad: su libertad en los abismos más intensos de la pasión, los llevará, sin duda, a perderse en la levedad de sí mismos. Entonces, un día sin nada que ofrecerse a cambio, para aliviar sus vacíos alguno matará al otro. Porque su sudor y su hambruna de deseo, son pasiones desvalidas..."

Mercurio de las Voces y el Deseo