sábado, 28 de febrero de 2009

DE UNA HILAZA DE SEMEN TE ATIENES A LOS PASOS DE LA VIDA



De una hilaza de semen te atienes a los pasos de la vida, y tejes con las pincillas con que el creador te ha dotado en la utilidad de tus deseos, pues eres o serás algún día (si es que no decreces o inmaduras con la sequedad de tu estupidez), un sabido en el arte de la entrega. Teje y teje hasta arañarnos en la basta extensión de una larga vida, no desprecio las que son cortas, pero no quiero apegarme al suspiro hediondo de la injusticia porque me duele: injustos y salados saben muchas veces los caminos. Por lo tanto me entretejo en las extensiones de tu destino, para encontrarnos alguna vez en nuestros largos años de existencia y apatía; mira, cuando colocó un poco de mis hilos de semen en tus orejas, sé que si lo hago brotaran vitaminas del intento, de la intriga, si me muerdes a besos o si me fulminas a gritos de rabia, nos habremos ya conocido y nunca después deberemos lamentar nuestra reunión de penetraciones y saliva. Los intentos por zurcir tu cavidad con mi pene equivalen a la generosidad con que se siente la misericordia, no intento cerrar tu vagina por la eternidad, quiero entrar en ti para ser expulsado por tu remota hostilidad, ¿te gusta, no es cierto? Y a mí me gusta, te lo juro, te doy parte de mi semen para que aminores la resequedad malsana que tus labios contraen cada vez que le impides al potro de Dios divinizar tu identidad: tú no quieres ser virgen ni tampoco plebeya, por lo tanto ten un hijo con mi sapiencia o entrégate a socorrer falos rencorosos, sé lo que quieras ser, dueña, y comete mi cuerpo entero en la cena de tus más amplias fantasías donde los humanos son un santo herido que clama ser protegido en la serenidad de tu vagina.
Mira tú también, soberano, escúchame: las mutaciones o simplemente la galaxia de mis genes me han hecho ocuparme muy por encima de lo que ha querido un tal dios llamado el Utilizado, me supe gustoso por recabar las puntadas de tus tejidos profundos. Tú también eres una fábrica de semen milagroso, una vez cuando yo dormía viniste y me hiciste un invernadero de rozaduras carnales. ¿No con tu semen diseminado en las palmas de mis manos me contaminaste de una pintura que reverenciaba a los placeres? Estuviste todo el tiempo dramatizando con tu miembro un teatro de exhalaciones desiguales de llamarada y decaída, llamarada, decaída y pulsaciones brutas. Ya como violas a la mujer, eres igual a los hombres, y sintetizas su igualdad asimilándote pasión en el cuerpo de todos los hijos de otro dios, llamado Dios. En los diálogos hechiceros de nuestra leche castiza se entienden perfectamente las retribuciones de un beso prohibido, por ello al extraer los jugos azarosos de lo que es origen, lloramos de gusto, los que entendemos casi todo.
Reunidos los hombres y las mujeres, en la urdimbre vitalicia, envejezco, ¡denme esperanza! Con todos los kilómetros de mi destino soy un niño que se prepara para ser un adolescente, soy un adolescente que se aterroriza de ser un joven, y amputo la madurez de mis huesos con desquiciada presteza, mas siempre será demasiado tarde, una vez que intentas suprimir la cultura de tus pensamientos, ya eres un adulto que envejece en la búsqueda de la nostalgia.
Cuando se rompe la consistencia de nuestro hilo seminal, nos vamos al carajo y nos torcemos en la nada. A mí, a mí me importa mucho eso de la nada, me aterra ser nada.
Oblígate Dios a atenerte en mi infierno crepuscular, siempre estoy muriendo y tú a todas horas vez mi caída lenta y transitoria por las palmas de tus manos repletas de fluidos filiales. Cuando digo que de una hilaza de semen te atienes a los pasos de la vida, lo digo sobre todo para que me escuches, y me acompañes a mí y a todos mis hermanos y hermanas, nosotros, las soledades, las discordancias, los temores, las enciclopedias de bajeza, los hermosos, los aventurados, cobardes, humildes, santurrones, los hijos de putas, enjutas o mujeres decentes (declaro que la mía es decente y sabelotodo)
Cuando tú diste el paso en la existencia del todo, me empujaste a intentar ser como tú. No lo olvides. Oblígate a vivir a nuestro lado, téjete mi amado felón, mi santo semental, a mí.


De momento

"A su hermano Blanquet no lo había vuelto a ver desde el accidente en la selva. Todavía soñaba con él, y con la cara de lobo de su padre. A veces, seguían corriendo los tres por la selva, con la respiración agitada, buscando un sendero diferente que desfigurase el rostro de su cruel destino. Pero siempre caía, y veía a su padre seguir la huida sin girarse siquiera una vez, o reparar en su ausencia. Al menos, siempre estaba Blanquet muriendo a su lado, desprovisto de realidad pura, tan sólo un recuerdo, y punto. Yaykobu soportaba las ganas por llorar por esos sueños malditos, o por Blanquet, a quien había traicionado en la huida, dejándolo morir a solas. Simplemente ya no podía hacerlo."

Off days: Los días del abandono
"Son dos hombres que se aman sin el límite de la gravedad: su libertad en los abismos más intensos de la pasión, los llevará, sin duda, a perderse en la levedad de sí mismos. Entonces, un día sin nada que ofrecerse a cambio, para aliviar sus vacíos alguno matará al otro. Porque su sudor y su hambruna de deseo, son pasiones desvalidas..."

Mercurio de las Voces y el Deseo