lunes, 18 de abril de 2011

Morada oscura


I magen: Adam's story  by  Jxkingdoom


Me encarno en tu piel partida al asumir la humedad de mi lengua en la concavidad de tu más oscuro amuleto. Ha valido la pena caer en este abismo adictivo, del que no soy víctima, sino victimario. Al fundirme en la salinidad de tu pecho, no me arrepiento y sigo cayendo hacia lo más inhóspito de tu cuerpo. En la oscuridad sucedemos como dos vahos de aliento que se separan y se unen en intervalos universales, infinitos. Nuestras manos, nuestros años, suceden en los remolinos del infierno transpirado. Este sudor, este colapso bucal. Y nuestros miembros semejan al mercurio: un liquido constante que se une a empujones, que se altera a candores, la alquimia preciada del sabor eterno. Somos un aullido prohibido, que sucede en secreto. Y cuando más me interno en la vacuidad de tu alma partida, más de mí exiges, más exhalas, más me asfixias entre tus dos murallas. Allí me pierdo, abrumado de ti, allí me impongo, allí quiero construirme una vida, drogado de tu aroma, de tu estrepitosa llegada, de tu salina caída. Pero no puedo sino un instante viajar a tu aliento, en los soslayos de una mordida, de un beso tuyo, de una voz cautiva. Entonces despierto, despiertas..., pero nos miramos un último instante antes de deshacernos en el vapor del deseo. En medio de esta oscuridad que hemos hecho dulce, se destensa nuestro pasado, cualquiera de los hechos que nos han traído a este calabozo de fruta prohibida. Me murmuras, te murmuro, cae el cielo. Te contemplo una última vez, recordando mi arrojo al comerme tu carne, al impregnarme en tu axila, al socorrerme en tu boca, al asirme a tu espalda, al morirme y revivir en tu bella muerte en vida... Y cuando ya las tinieblas han vuelto a ser crudas, ya toda la fiebre se ha disipado.


  

2 comentarios:

De momento

"A su hermano Blanquet no lo había vuelto a ver desde el accidente en la selva. Todavía soñaba con él, y con la cara de lobo de su padre. A veces, seguían corriendo los tres por la selva, con la respiración agitada, buscando un sendero diferente que desfigurase el rostro de su cruel destino. Pero siempre caía, y veía a su padre seguir la huida sin girarse siquiera una vez, o reparar en su ausencia. Al menos, siempre estaba Blanquet muriendo a su lado, desprovisto de realidad pura, tan sólo un recuerdo, y punto. Yaykobu soportaba las ganas por llorar por esos sueños malditos, o por Blanquet, a quien había traicionado en la huida, dejándolo morir a solas. Simplemente ya no podía hacerlo."

Off days: Los días del abandono
"Son dos hombres que se aman sin el límite de la gravedad: su libertad en los abismos más intensos de la pasión, los llevará, sin duda, a perderse en la levedad de sí mismos. Entonces, un día sin nada que ofrecerse a cambio, para aliviar sus vacíos alguno matará al otro. Porque su sudor y su hambruna de deseo, son pasiones desvalidas..."

Mercurio de las Voces y el Deseo