Imagen: Suffocate me, by Edgard82
Me quedo con las mentiras del silencio,
me quedo con la ilusión de no tenerme,
me quedo con este sabor a cenizas de sueños,
me quedo con las falsas garantías de esa promesa,
me quedo con todos los gritos en cama
y las otras voces que irónicamente nos ataron al olvido.
Me quedo con tu traición, tu apatía y tu obsesión,
me quedo con este miedo que con tu aliento agranda.
Me quedo con tu sobriedad incauta,
con tus lágrimas de fuego
y el insulto de tus insatisfacciones.
De ti me queda un nuca más,
un ya no quiero, no puedo, no lo deseo.
Y aunque tú hoy no puedas olvidarme,
de esto que estropeaste con tu juego a la muerte,
me dejas ausente de ti, de tu recelo, de tu recuerdo.
Me quedo con todas las mentiras obligadas,
con los escenarios de viento,
me quedo en el teatro de la misericordia a mí mismo,
que es también el reflejo de tu engaño.
Me quedo con cientos de palabras atoradas en la garganta,
cada vez que tú con el dedo me señalas
y me llamas cólera, ciego, abismo.
Me quedo con la sensación de haberme arrancado por la fuerza
de tus brazos y espinas,
con la espalda quemada y un brazo perdido,
así de cruel fue alejarme de ti.
Me quedo con un nudo en la garganta por una pérdida obligada,
y la inocencia interrumpida,
contigo me hice monstruo, contigo me aventé a vagar sin rumbo.
Por eso me quedo solo,
y con la certeza desde un principio
de que tú no eras..., nunca fuiste
verdadero.
Y yo no soy un títere para aliviar tu soledad con el mundo.